AbsentaMarsella

Durante mucho tiempo fue considerada como un bebedizo maldito, salvo en España y Portugal –si es que…-, un bálsamo demoníaco con el que cracks como Baudelaire, Oscar Wilde, Degas, Manet, Van Gogh, Poe o Toulousse-Lautrec impregnaron a sus musas para dejar a las generaciones posteriores sublimes creaciones inspiradas con la ayuda del Hada Verde. Nombre con el que era conocida en París durante el siglo XIX, hasta que en 1915 fue prohibida en Francia. Sin embargo, en los últimos tiempos volvemos a vivir un renacer de la absenta, perdiendo su atractivo carácter ilegal para terminar comercializándose libremente por internet.

En Alemania, uno de los países en los que se vuelve a permitir su consumo, la Oficina de Investigaciones Químicas y Veterinarias de Kalsrhue, ciudad donde se encuentra la sede del Tribunal Constitucional alemán, hizo un estudio sobre un famoso componente de la absenta, la neurotoxina tujona, un principio activo que en dosis elevadas produce alucinaciones de libro, tipo encontrarse a Elvis o Manolete –según las querencias del consumidor- y los consiguientes daños cerebrales. En dicho estudio se descubrió que ese efecto alucinógeno de acción analéptica, que producía también esos ataques epilépticos tan apreciados por los modernistas, era tan sólo una exageración de leyenda urbana.

Esta Oficina analizó una partida de botellas de 1915, descubriendo que la tujona, por aquella época calificada de veneno, se encuentra en esas bebidas en una proporción de 25,4 miligramos por litro, muy inferior a la actualmente permitida por la Unión Europea (UE), de 35 miligramos de tujona por litro. Así que igual no es tan malo el brebaje.

Hay tres formas de tomar la absenta: a palo seco, con el ritual de la palomita o con el ritual de la antorcha. El ritual más clásico es el de la palomita, que consiste en verter la absenta en una copa, colocar luego una cucharilla especial de absenta encima del vaso, con un terrón de azúcar y echar agua helada despacio sobre el azúcar. El terrón se disuelve y gotea a través de los agujeros de la cucharilla. Una vez disuelto, se remueve y ya se puede beber. La proporción de absenta y agua varían según el gusto. El ritual de la antorcha consiste en poner el terrón de azúcar sobre la cucharilla y esta sobre la copa, y verter la absenta por encima. El azúcar se carameliza y se disuelve. Entonces se le prende fuego con un mechero y esperamos a que se consuma la llama. Apagada ésta, se le puede añadir agua, pero también una bebida isotónica, refresco de limón o de naranja, etc.

Algo debe de tener pues según cuentan las crónicas, empapado de Hada Verde –dicen que al beber se aparece una especie de etílica Campanilla del mismo color de la pócima mágica- iría el bueno de Verlaine cuando le pegó un tiro en el puño al por entonces joven y prometedor poeta Rimbaud. También cuentan que algún viaje se habría metido el pelirrojo de Van Gogh cuando intentó asestarle un par de mojadas al pobre Gauguin con la misma navaja con la que esa misma noche se automutiló cortándose una oreja, pensando igual que estaba en las ventas y los cabritos del tendido siete le negaban el trofeo, y dijo, pa loco yo, y luego se la regaló a una prostituta. Que tío más grande. Baudelaire, autor de la Flores del Mal, sentenció que Proporciona a la vida un aura de solemnidad y aclara sus oscuros precipicios. Mientras que otro monstruo como Wilde dijo de ella, Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve las cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir.

Hoy en día, la Artemisia Absinthium –diosa griega de la castidad que recibió muchos favores de ella, absinthium significa desprovisto de placer, seguro…- compuesta principalmente de ajenjo, que antaño se utilizaba para colgar en las puertas de las casas para mantener a raya al diablo, se puede comprar vía internet en botellas de color verde, roja, la negra y mezclas como la absenta destilada con cannabis, con precios que están a partir de los 20 euros la botella de medio litro. Así que prueben y a ver si alteran algo el estado de su conciencia, que igual no nos vendría mal a algunos.

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